miércoles, 21 de diciembre de 2016

AVENTURA EN CABO DE GATA

MANOLO:

A las 7 de la mañanita estamos preparados desde Agua Amarga y comenzamos la primera subida con una fuerte cuesta que nos coge en frío. Vamos paralelos al mar, entre montañas que a ratos nos impide su visión. La primera cala de Enmedio desde las alturas nos encanta por su belleza y dimensión. Continuamos con los sube y baja hasta la cala del Plomo que atravesamos por la playa y empezamos a subir entre un grupo de tres o cuatro casas. A partir de aquí el recorrido se aparta de la costa hasta llegar a la cala de San Pedro, la bajada es molesta y hay que hacerla con prudencia.



Al llegar a la arena , sus alrededores parecen un barrio troglodita con casas entre los árboles, algunas cuevas, viejas fortificaciones, tiendas de campaña, casa de piedra, etc., todo un conjunto mayor del que a simple vista se ve, con gentes que viven una vida distinta y de espalda a la sociedad que conocemos.

La subida es cómoda y nos lleva hasta La Negras y a poca distancia la cala El Cuervo.

Aquí terminamos la primera parte, 15 km y 2 horas y 40 minutos, me despido de Borja, que continúa sólo, lo veo correr por el camino de la montaña y parece que su piel ha cogido el color crema - ocre de las tierras por donde pisa, será una cuestión de comunión con el medio ambiente.



BORJA:

Desde Las Negras empiezo mi ruta en solitario cogiendo el sendero requena y adentrándome en las estepas del parque natural de Cabo de Gata. El sendero recorre prácticamente el interior y se identifica con las clásicas películas del oeste tanto por lo profundo como por lo desértico. Cruzo el pueblecito de la Ermita, una maravilla en medio de la nada, y empiezo la subida más fuerte del día, un continuo ascenso sin excesiva complejidad para coronar el alto de Rodalquilar. Una vez arriba, con una sensación de soledad abrumadora (desde que me despedí de Manolo no he visto a nadie), cojo el Barranco del Negro para bajar al pueblo pesquero de la “Isleta del Moro”.



Paradita de unos minutos tras haber “devorado” 35 km y seguimos para llegar a meta. El camino zig zagea entre costa e interior, cruzando el pueblo de Los Escullos y tocando la Playa Escondida, que como su propio nombre indica, es perfecta para perderse y encontrarse con uno mismo.



Entre pistas y senderos, diviso Cala Higuera o lo que es lo mismo, el incio del fin de la carrera, puesto que San José, lugar donde estaría esperando mi fiel escudero, se encuentra a unos pocos km. Con ilusión por lo vivido, “cruzo la línea de meta” y vuelvo a encontrarme con Manolo.

Bañito merecido en el mar, ducha en las templadas aguas de las fuentes de San José y de camino (ahora ya sí, en coche) a la Isleta del Moro para degustar las exquisiteces del “Club Municipal de la tercera edad", lugar muy recomendable por su calidad y gratificante por la conversación con las personas  que son responsables del mismo. 

Gracias por la información de todos los que nos recomendasteis.

Manolo 18 km, 2 horas 40 minutos

Borja 47 km, 6 horas 40 minutos